lunes, 8 de diciembre de 2014

BUENA DOSIS DE DOÑANA PARA DOS

Arranqué mi jornada fotográfica con la cámara en "stand by" a la espera solo de grandes momentos o especies estrellas y pensando más en recibir de Doñana esa dosis de tranquilidad que siempre me proporciona en los momentos de saturación. 

Una ruta que suelo trazar que me gustan tanto por su energía como por la variedad de ambientes y especies que puedes encontrarte es la que comienza en la dehesa de abajo, donde se pueden observar gran cantidad de flamencos y distintas anátidas. Pero hoy no era el día de pararme allí porque tenía mi objetivo en las grullas que se suelen ver en Caracoles en estas fechas.

Tras poner rumbo al centro de visitantes Jose Antonio Valverde hice la parada obligatoria en la "casa bomba blanca" donde normalmente salen aves hasta debajo de las piedras, pero hoy la cosa estaba calmada y solo este grupo de cormoranes iniciaron su vuelo a mi paso.


Ante la falta de "bichos" (siempre con una connotación cariñosa) me entretuve en los pequeños pajaritos que me encontraba en las vallas y que con la suerte de una buena luz salía aceptables. Entre ellos lavandera blanca, verdecillos, tarabillas, gorriones, cogujadas...


Nunca faltan las garzas reales, garcetas grandes y comunes así como las garcillas bueyeras y en esas estaba yo cuando este individuo me permitió estar un rato disfrutando de su presencia, cosa que no suele ocurrir y por supuesto hacer más que dos o tres fotos.


Una vez alcanzado el centro de visitantes Jose Antonio Valverde y con varios grupos de grullas avistados, llegamos al camino de entrada a la Escupidera con la disyuntiva de volver sobre nuestros pasos y probar de nuevo suerte o tomar camino de Villamanrrique para explorar otra zona. El día parecía que se quedaría "solo" en el hecho de salir a dar un paseo, estar en contacto con la naturaleza y despejar un poco la cabeza de una larga semana. Pero como siempre digo Doñana  siempre me guarda algún momento único. En este caso se trataba de un ejemplar adulto de Cigüeña negra que estuvo volando al lado de mi coche el tiempo suficiente para conseguir unas instantáneas y además disfrutar del vuelo de este ave.


Continuaban apareciendo grupos de cormoranes que ya estuvieran tomando el sol, nadando o en un cable hacían las delicias de los numerosos coches que hoy nos cruzamos.


Con la elección de explorar otro camino para volver a casa, acertamos. Y es que tras pasar por el primillar apareció un aguilucho lagunero que siguiendo una linea de vegetación realizó gran cantidad de movimientos espectaculares cada vez que veía o creía ver una presa.


Hablando en el coche, siempre se suele repasar las anteriores salidas hechas por la misma zona y en este caso un nombre había sido repetido en varias ocasiones en nuestra conversación: águila pescadora. Y aunque la regla de nombrar  3 veces y que aparezca no tiene mucha base científica, allí estaba en el mismo poste aunque más esquiva que la última vez que nos encontramos. Con una presa en su pata izquierda realizó un vuelo de escapada como siempre espectacular.


Esta pequeña tarabilla macho amenizó el camino hasta volver al contacto con el asfalto, que siempre relaciono con el final de la jornada de pajareo y fotos.


Pero la jornada no acababa aquí y continuando por el camino de vuelta pude fotografiar un busardo ratonero posado en la valla en busca de presas.


Empecé el repaso de la jornada con el objetivo principal de ver grullas y poder fotografiarlas y no pudo ser en todo el recorrido, quedando relegado al último momento en el que un grupo de unas tres o cuatro comían cerca de la carretera.


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